Nos dirigimos hacia un mundo cada vez más automatizado e impersonal
La presencia de la robótica en nuestro modelo productivo es una realidad y, junto a la digitalización y la salud, está marcando las tendencias del futuro. A esto hay que añadir la influencia de internet y de las redes sociales en un mundo cada vez más globalizado.
En este contexto cobra especial importancia la inversión de recursos en definir, por parte de cada organización, su ética empresarial, entendiendo por ética empresarial “todos aquellos valores, normas y principios que se reflejan en la cultura de la empresa”.
Éstos son clave para compensar los desequilibrios que pueden surgir si ponemos el foco solamente en la innovación, las nuevas tecnologías y la preocupación de captación de talento asociado a estas nuevas tendencias.
Son diversas las fuentes que nos indican que los clientes valoran cada vez más el comportamiento empresarial antes de tomar sus decisiones de compra.
Si un negocio quiere tener éxito a largo plazo no puede apostar únicamente por vender y generar ganancias, sino que necesita desarrollar una serie de principios fundamentales de la ética empresarial que le permitan conectar con las personas y aportar valor a la sociedad.
Un ejemplo de esto es cómo hoy en día se valora el que la empresa tenga un impacto positivo en su entorno, tanto en el más inmediato como en el más lejano.
La responsabilidad social, la transparencia, la honestidad, el desarrollo y cuidado del capital humano, el respeto por la vida familiar y la infancia o el cuidado del medio ambiente son valores que deben permanecer en la esencia de las organizaciones.
Son la brújula que nos va a indicar el camino a seguir y guiar en la toma de decisiones, tanto en tiempos de bonanza como en tiempos de incertidumbre e inestabilidad.
Cuando buscamos un perfil profesional, además de poner el foco en la atracción del talento, en la cualificación profesional y en sus competencias blandas, no debemos olvidar su nivel de humanidad.
Perfiles de personas con altos estándares de ética y humanidad, son y van a ser muy demandados en el futuro, ya que estas cualidades, de momento, son las que nos diferencian de los robots, y la toma de decisiones no puede estar sujeta sólo a algoritmos y a un incremento de beneficios basado en el agotamiento de los recursos.
Nos encontramos en la transición hacia un cambio de modelo; los retos que suponen el cambio climático, las pandemias, las desigualdades en la riqueza, entre otros, obligan a poner en valor y a ser conscientes de las cualidades positivas que nos diferencian de las máquinas y la tecnología.
Contar dentro de las organizaciones con un equipo ad hoc integrado por personas con un alto sentido de humanidad, que miren más allá de sus intereses individuales y personales, debería formar parte de la estrategia empresarial sin perder de vista la viabilidad del negocio, ya que contar con un “equipo con corazón”…